Regreso al futuro
2 ene 2023
No, por ahora no será necesario coger el DeLorean ni conocer a Doc y Marty McFly, pero si algo ha hecho el sector de la salud durante el último año es volver hacia atrás en el tiempo para saber cómo y con qué afrontar el futuro. El año 2022 quedará grabado en el recuerdo de todos como el año en que se estableció de nuevo el status quo, la normalidad o nueva normalidad en la que el Covid-19 ha quedado sentenciado, tal y como afirmó Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el pasado septiembre.
Los meses más crudos del Covid-19 y el proceso de vacunación masiva quedó en el cajón de 2021 y en 2022 la actividad continuó por donde se había dejado allá por 2019 e inicio de 2020, cuando no sabíamos nada acerca del sars-cov-2. De hecho, hasta las farmacéuticas y biotecnológicas como Pfizer, BioNTech o Moderna han visto como esos anabolizantes que tenían con el desarrollo de las vacunas contra el coronavirus ya no son los que eran y los ingresos derivados de esas dosis han menguado, hasta el punto de que estas compañías han tenido que revisar sus previsiones para 2023 o apoyarse en nuevos descubrimientos.
El sector asegurador de salud privada ha continuado en el último año por la senda del crecimiento. De acuerdo con los últimos datos recogidos por Investigación Cooperativa de Entidades Aseguradoras (Icea), desde enero hasta septiembre de 2022, el ramo de salud aumentó un 7,3% respecto al mismo periodo de 2021 y aportó 7.915 millones de euros. Además, Segur Caixa Adeslas, Sanitas, Asisa, DKV, Mapfre, IMQ y AXA, las principales aseguradoras sanitarias, sumaron más de 7.500 millones de euros en primas en 2021 frente a los 7.140 millones de euros de 2020. La previsión es que en 2022 el volumen conjunto esté cerca de 8.000 millones de euros.
El negocio privado de la salud ha seguido, podemos decir, a sus anchas. Lejos de amedrentarse, ha continuado constante y ha visto grandes operaciones durante el último año. Entre los acontecimientos más destacados se encuentra la compra de Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) por parte de KKR, la adquisición de Ribera por parte del grupo francés Vivalto Santé, la entrada de Veonet en Miranza, la expansión de Prim por el Viejo Continente, la incursión de Almirall en el este de Europa y un largo etcétera de operaciones.
El sector público tampoco ha sido ajeno en 2022. El Gobierno parece desencallar poco a poco el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) de Salud de Vanguardia. La ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, ya ha anunciado que el Ejecutivo incrementa en un 50% la inversión pública de esta iniciativa, de los 982 millones de euros previstos inicialmente hasta, al menos, 1.500 millones de euros. El desembolso adicional corresponde a iniciativas de distintos ministerios y a la adenda del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que está incluida en el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado para 2023.
Incluso el sector público trabaja en la confección de una Agencia Estatal de Salud Pública, ente que debe servir para dar las respuestas necesarias ante los desafíos presentes y futuros en materia de salud pública en España. Se trata de una institución de excelencia técnica y científica que tiene como objeto la preparación, prevención, detección y respuesta rápida frente a amenazas y riesgos para la salud de la población. La agencia desempeñará sus funciones en los ámbitos de vigilancia en salud pública, en preparación y respuesta frente a futuras emergencias, en asesoramiento y evaluación y en información y comunicación de riesgos para la salud.
Así que entendiendo la voluntad de la parte privada y de la pública, lo único que queda desear es que recordemos que colaborando seremos capaces de volver a la sanidad que teníamos antes de la pandemia e incluso empezar a caminar sobre el firme de la salud del futuro.
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