La unión hace la fuerza
4 ene 2021
El 2020 quedará en la memoria de todos nosotros como el año en que el sistema sanitario tuvo que madurar de forma acelerada, en que una pandemia asoló no solamente a un único país o región, sino a todo el planeta sin un precedente igual, afectando la vida de muchas personas, dejando endebles las economías mundiales, pero evidenciando un mensaje claro, aunque pueda sonar a tópico: la unión hace la fuerza.
La crisis sanitaria del Covid-19 golpeó a España de manera general en marzo, si bien es cierto que se cobró la primera víctima mortal un mes antes, en Canarias. Entonces nadie, ni gobiernos ni la sociedad civil ni los mismos profesionales sanitarios podían presagiar la magnitud de una pandemia que ya lleva más de nueve meses alterando por completo nuestro día a día, nuestras vidas.
Tal fue el efecto del virus que el Sistema Nacional de Salud (SNS) no estaba preparado para afrontar la que nos venía encima. Pasillos de hospitales llenos, casos de personas positivas por Covid-19 que no paraban de incrementar, UCIs a pleno rendimiento y todo ello sin los recursos necesarios y suficientes para afrontar un escenario de epidemia. España, igual que el resto de países, sin excepción alguna, tuvo que solicitar ayuda a terceros para contar con material de protección para plantarle cara al coronavirus.
Con todos remando en una misma dirección, parecía que ese eterno y persistente debate entre sanidad pública o sanidad privada se hubiera esfumado
De repente productos como mascarillas higiénicas, quirúrgicas, FPP2, geles hidroalcohólicos, respiradores, pantallas, esterilizadores, termómetros o guantes de nitrilo empezaron a ser comunes y a estar en nuestro día a día. Y es que la crisis, más allá de ser sanitaria, al principio fue también una crisis de suministro. Más tarde, se empezaría a hablar de la vacuna, el santo grial que viene a salvarnos a todos. Al margen quedan otros términos como teletrabajo, Zoom o videollamada, con lo que nos familiarizamos durante el confinamiento.
Faltaba material, el modelo sanitario estaba al borde del colapso y como si de una llamada de emergencia se tratase, la privada no tuvo más remedio que echar un cable, entendiendo a la perfección que sólo la colaboración hace posible acabar con este problema global.
Pedro Sánchez compareció en el primer cuatrimestre del año anunciando que, vía decreto ley, el Ejecutivo nacionalizaba toda la sanidad para dar respuesta al creciente número de casos de personas infectadas y mostrando que no estábamos preparados para algo así. Una nacionalización que no saldrá gratis, pues desde el sector privado continúan debatiendo para ver cómo se compensan los servicios prestados durante las dos primeras olas.
La pandemia ha evidenciado un mensaje claro, aunque pueda sonar a tópico: la unión hace la fuerza
Con todos remando en una misma dirección, pareciera como si ese eterno y persistente debate entre sanidad pública o sanidad privada se hubiera esfumado. Muchos dejaron aparcadas sus filial y fobias sobre qué es mejor, sobre si la prestación del servicio debe venir de la parte pública o de la parte privada. Lo importante estaba claro: salvar vidas y hacerlo con la mayor celeridad. La lógica hace pensar que la colaboración tiene que ser leal y cualquiera entendería que la suma, utilizar cuantos más recursos disponibles tengas al servicio de los ciudadanos será mejor. ¡Ah!, no sólo cuando le vemos las orejas al lobo.
La colaboración no entiende de fronteras ni de apellidos, religiones o cualquier otra excusa. Más allá del propio sistema sanitario, a lo largo de estos meses ha habido muchas empresas, inversores y otros agentes vinculados o no al sector sanitario que han trabajado a marchas forzadas para ofrecer soluciones o su conocimiento con el fin de aplacar al Covid-19. Incluso quienes dedicaban dinero a otros sectores más tradicionales han visto un filón en la salud, un sector refugio.
Lo que debemos tener claro es que la salud está en el centro de todo y que debe ser el centro de todo. Para que prospere un país, para que una economía avance, tiene que haber salud. Dicen que las crisis traen progresos. Esperemos que en 2021 progresemos en una mejora atención sanitaria, que la cooperación sea un to do y que se empleen todos los recursos para ello.
PlantaDoce
Otros artículos de PlantaDoce
Regreso al futuro
De la atención a la prevención médica
El momento es ahora
Fondos para salud, por favor
Cartas encima de la mesa
Mucho que ganar
El paciente manda, el sector ¿obedece?
Una oportunidad para la economía española
El negocio de la salud en España, una oportunidad para dinamizar la economía
Amancio Ortega, o los nuevos mecenas de la sanidad
La salud no es un arma arrojadiza
Artículos de otros autores
Vacaciones en centros de salud: la gestión del personal debe ser potenciada con tecnología para ser eficiente
La ortopedia, aliada clave del Sistema Nacional de Salud
La bioingeniería transforma la salud y el rendimiento deportivo
El impacto del bienestar sanitario en la productividad laboral
Radiología: casi 130 años de historia
Tecnología saludable
Avanzando hacia la sostenibilidad en el sector farmacéutico
Industria ‘farma’, a la vanguardia en talento femenino
¿Preocupado por tus políticas de ‘employer branding’?
Civilizar la salud
Personas y tecnología, claves para revolucionar el modelo de negocio de las farmacéuticas
Hacia una atención colaborativa ante las enfermedades minoritarias
Salud y empresas tecnológicas: No es tan fácil, forastero…
La innovación, el motor de éxito de las farmacéuticas
Qué quieren los médicos y qué significa para la industria biofarmacéutica
Post-Covid19: La ‘nueva normal’ en el sistema sanitario y social
La industria farmacéutica se vuelve más ágil
El Holmes Club, zumos tecnológicos y un ADN de caca
¿Por qué cambiamos tan lentamente en el mundo sanitario?
No hay alternativa: La necesaria integración sanitaria y social