Manuel López (Kpmg): “El sector público es menos ágil que el privado al incorporar innovación”
La incorporación de la telemedicina en los centros de servicios asistenciales ha sido muy desigual. Algunas propuestas se han consolidado y otras no, ciertos grupos son más propensos a abrazarla y la innovación se ha transformado.
17 oct 2024 - 05:00
El coronavirus ejerció de catalizador de la innovación en 2020 al verse los hospitales forzados a implementar iniciativas de telemedicina, pero una vez que se levantó el confinamiento, este progreso se ralentizó. Cuatro años después, algunas propuestas se han consolidado y otras no, ¿Por qué razones? Manuel López Alcázar, socio responsable de Sanidad en Kpmg, responde a esta y a otras preguntas.
Pregunta: ¿Qué supuso la pandemia del coronavirus para el mercado de la telemedicina?
Respuesta: Lo que provocó el Covid-19 fue forzar que hubiese que acelerar que se hiciese de una manera remota mucha de la actividad asistencial que ya se hacía presencialmente. Y se buscaron soluciones, en algunos casos más organizadas, pero en otros más precipitadas, lo que de alguna manera supuso una revolución en cuanto a lo que estábamos acostumbrados en lo relativo a la actividad de canales no presenciales. Pero no es menos verdad que no se ha consolidado como una actividad ya rutinaria.
P.: ¿A qué se puede deber que estas iniciativas no se consolidaran?
R.: El paciente sigue queriendo ver a su profesional sanitario y el profesional sanitario sigue necesitando tocar, ver y explorar. Digamos que la parte más humana de la asistencia ha prevalecido sobre las razones por las que hubo que levantar este tipo de dispositivos.
P.: Pero sí que existen algunas áreas en las que se ha innovado, ¿no?
R.: Sí que es verdad que el panorama sanitario siempre ha innovado en este sentido. Hay diversas especialidades, como por ejemplo la dermatología, donde la no presencialidad es algo ya habitual, al margen del Covid-19. Ya se venía haciendo desde antes. Algunos centros ya se habían dotado de herramientas para que, a través de una imagen, un paciente pudiera mostrar una lesión en la piel y un profesional dermatólogo valorarla en otro sitio.
P.: ¿Otros ejemplos?
R.: Se ha hecho también con la retinopatía diabética, por ejemplo, para analizar el fondo de ojo de un paciente. Se le puede hacer la exploración en un centro de salud y un especialista lo puede valorar en otro momento y en otro lugar sin necesidad de obligarlo a desplazarse. O con la cardiología pediátrica, por la que ya no hace falta desplazar a ciertos niños de un pueblo que está en la sierra para valorar un soplo cardíaco de un bebé. Lo pueden hacer capturando el audio digitalmente y evaluándolo después un cardiólogo pediátrico en el hospital de referencia.
P.: ¿Por qué estas prácticas sí se consolidan y otras no?
R.: Hablamos de prácticas que ya eran habituales antes del coronavirus, y esas son las que sí que siguen estando consolidadas. La actividad primaria, principalmente, que es una actividad que exige conocer mucho al paciente, su entorno, con quién vive, cómo vive, qué le sucede... Eso no se ha consolidado de la misma manera en ese modelo de telemedicina.
“Si yo tengo pacientes que no hacen uso de mi presencialidad, estoy liberando recursos, estoy siendo más eficiente en los recursos presenciales”
P.: ¿Hacia dónde van las tendencias, pues?
R.: Lo que va a pasar como tendencia es que los sistemas van a tener que pensar en un modelo híbrido entre lo presencial y lo no presencial, pero de manera que sea siempre el paciente el que tenga la capacidad de elegir cuándo y cómo quiere recibir determinada asistencia o resolver un problema relacionado con su salud.
P.: ¿Algún referente de este modelo híbrido en otro sector?
R.: Esta tendencia tiene puntos en común con lo que hicieron los bancos en su momento: tener un modelo, un catálogo digital, en el cual no se limitaban a replicar lo que se hacía en una oficina, sino algo que pasaba por tener una serie de servicios pensados en digital 100%.
P.: Pero igual que pasó con los bancos, que había una brecha generacional con los mayores que tienen dificultades con lo digital, ¿pasó lo mismo con la telemedicina?
R.: Tenemos dos perspectivas: una, la de los profesionales sanitarios, una parte de los cuales consideran que la digitalización de la asistencia podría ahorrarles tiempo y ayudarlos a hacer un mejor seguimiento de los pacientes. La preferencia de los pacientes también indica que hay un gran porcentaje de población, probablemente vinculado a generaciones más jóvenes, que si preferiría poder tener la posibilidad de tener atención no presencial o atención digital.
P.: ¿Existe alguna diferencia entre la propensión del sector privado y el sector público a la hora de incorporar este tipo de innovación?
R.: El sector privado ha apostado con más fuerza por estos cambios, quizá por su mayor facilidad a la hora de tomar ese tipo de decisiones. Los grandes grupos hospitalarios, los grandes prestadores, todos tienen instaurados modelos en los cuales un paciente puede utilizar servicios no presenciales, servicios digitales, y la telemedicina. En esas empresas esto se ha convertido, como digo, en algo más habitual.
P.: ¿Y en el sector público?
R.: El sector público tiene más reticencia, porque tiene seguramente menos posibilidades, menos agilidad, menos flexibilidad para imponer ciertas cosas, sobre todo a los profesionales sanitarios. Entonces, quizás en este sentido, el sector privado sí que acelera más en este tipo de iniciativas que el sector público.
P.: ¿Quién financia la innovación en el mercado de la telemedicina?
R.: En Estados Unidos, por ejemplo, hay una gran iniciativa privada y existe una importante inversión de capital privado que hace que se desarrollen modelos absolutamente digitales y en modo no presencial. Es decir, hacen telemedicina con plataformas donde ya tienen a un grupo de profesionales, un cuadro médico de profesionales, de especialistas, que dan cobertura a las demandas de las personas que hacen uso de sus servicios, y es verdad que ahí se desarrolla con mayor autonomía y libertad.
P.: ¿Y en Europa?
R.: Aquí en Europa, o en España principalmente, lo vemos todo siempre de la mano de grandes grupos hospitalarios: Sanitas, por ejemplo, ha hecho una apuesta clarísima por los servicios no presenciales y la telemedicina, pensando además que le ayuda en su modelo de negocio. Que todo lo que sea disminuir actividad presencial y derivarla a canales no presenciales, como pueden ser telemáticos, le ayuda a ser más eficiente en su operación.
P.: ¿Y les sale a cuenta?
R.: Sí. Está vinculado a un business case. Si yo tengo pacientes que no hacen uso de mi presencialidad, estoy liberando recursos, estoy siendo más eficiente en los recursos presenciales y estoy derivando la actividad a la parte no presencial.
P.: Otro elemento distintivo de Europa respecto a Estados Unidos es el peso de la aportación pública, ¿verdad?
R.: Sí, en España hay mucha financiación pública que viene de Europa. Son proyectos en los que se canalizan las diferentes iniciativas relacionadas con telemedicina, incluso a nivel interpaíses: hay diferentes proyectos donde hay varios países europeos que están participando en iniciativas de telemedicina. Europa ha dotado de un presupuesto de una financiación a España para desarrollar proyectos de telemedicina.
P.: ¿Y de qué forma se distribuye esta inversión en España?
R.: El Ministerio de Sanidad, como no tiene competencia directa para hacer las prestaciones sanitarias, ha establecido un grupo de trabajo con las comunidades autónomas. Las comunidades han presentado proyectos de interés relacionados con la telemedicina para desarrollarlos en cada comunidad, y el ministerio, en función de esos proyectos, reparte la financiación en las comunidades autónomas.
P.: ¿Cuál es la estructura de innovación en este mercado?
R.: Hubo una época en la que había mucha pequeña iniciativa y mucha start up. Ahora se han consolidado en grandes plataformas que ya tienen incorporado todos los servicios con garantías, con seguridad, con los modelos de negocio de pago por uso o suscripción. Han evolucionado y tienen un grado de madurez suficiente como para ser ellas las que sean usadas, por ejemplo, por un gran operador sanitario.
P.: ¿Algún ejemplo?
R.: Teladoc Health es un ejemplo de ello, pues ha desarrollado toda su oferta de servicios con un cuadro médico amplio, donde pone a disposición la plataforma a diferentes operadores sanitarios para poder usarse. Es decir, no se vinculan a un solo periodo, sino que lo que hacen es que ponen las capacidades de la plataforma a disposición del cliente para que una instancia de su plataforma pueda ser usada por un hospital, por un centro de salud, o por un operador sanitario.