Ion Arocena (Asebio): “El ‘biotech’ ha sido uno de los sectores más maltratados durante la crisis”
El director de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio) opina que “el gasto en I+D fue unos de los grandes sacrificados” en etapas económicas dominadas por la austeridad, un hecho que tuvo “un gran impacto” en el sector biotecnológico.
5 dic 2019 - 04:55
Ion Arocena es el director de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), la entidad que representa los intereses de las empresas, fundaciones, centros tecnológicos y de investigación que desarrollan actividades en el ámbito de la biotecnología. Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid, Arocena se unió a Asebio en marzo de 2016. Recientemente, la agrupación que preside ha presentado un manifiesto en el que exige medidas como la elaboración de “una estrategia española de biotecnología” y “una mejora en el proceso de acceso a las innovaciones que genera el sector”.
Pregunta: Asebio presentó la semana pasada el Manifiesto por la biotecnología y las ciencias de la vida. ¿Cuáles son los principales objetivos que tiene la publicación del documento?
Respuesta: Queremos trasladar que el biotech es una realidad cada vez más consolidada. A día de hoy, se habla de la industria como un sector emergente y con mucho potencial, pero también queremos que se nos reconozca como un sector que genera un impacto relevante en el país. Con el manifiesto queremos que todos los agentes económicos nos tengan en cuenta de cara al futuro. De este modo, seremos capaces de trasladar las reclamaciones que creemos necesarias para que llegue a desarrollarse todo nuestro potencial. Teniendo en cuenta que parece que va a formarse un Gobierno, pensamos que este era el momento para publicar el manifiesto.
P.: Sus reclamaciones van enfocadas, principalmente, a reclamar más inversiones en el sector. ¿El mensaje va destinado únicamente a la Administración Pública?
R.: Pedimos que tanto la sociedad como la clase política confíen más en la ciencia, que se otorgue prestigio al conocimiento. También debemos construir una visión de país a través de la ciencia y la innovación y fortalecer el sistema de I+D+i con más y mejores inversiones públicas. Finalmente, señalamos como fundamental el desarrollo de una estrategia española de biotecnología y que la mejora en el proceso de acceso a las innovaciones que genera el sector.
P.: ¿Diría que la sociedad no confía en la ciencia?
R.: Vivimos en unos tiempos en los que las fake news dominan los discursos. Nos preocupa el auge de movimientos en los que la sociedad pone en duda los beneficios y la seguridad de soluciones como las vacunas, unas terapias que han sido verificadas por las agencias reguladoras. Es fundamental reforzar los canales de comunicación.
“Nos preocupa el auge de movimientos en los que la sociedad pone en duda los beneficios y la seguridad de soluciones como las vacunas”
P.: También habla de diseñar una estrategia española de biotecnología. ¿A qué se refieren?
R.: Abogamos por establecer relaciones transversales que vayan más allá de la Administración Pública. Es necesario fomentar la inversión en I+D, así como la colaboración público-privada y la transferencia de tecnología. Debemos ser capaces de definir de forma clara qué tipo de instrumentos son necesarios para apoyar cada una de las iniciativas vinculadas a la biotecnología.
P.: ¿Cuáles son los grandes avances del sector biotech, más allá de la investigación?
R.: Hemos sido capaces de atraer más inversión, desarrollar más proyectos y, sobre todo, identificar los grandes gaps que nos impiden crecer a mayor ritmo. Sabemos que las iniciativas públicas en España no han alcanzado el nivel de desarrollo de otros países También somos conscientes de que la captación de fondos para que las empresas crezcan de forma extensiva es más complicada y que la estructura de financiación actual está muy bancarizada.
P.: ¿Cuándo empezaremos a ver cambios sustanciales en todos estos aspectos?
R.: Debemos fijarnos un horizonte temporal medio. Las políticas que apliquemos hoy empezarán a rendir frutos en un plazo mínimo de diez años.
“Después de muchos años ausentes del debate político, la necesidad de impulsar la inversión en I+D empieza a cobrar fuerza”
P.: Tras la crisis, el sector biotech ha tardado diez años en volver a los ritmos de inversión previos a 2009 en términos nominales. ¿Por qué este periodo ha sido tan largo?
R.: A partir de la crisis se empezaron a tomar decisiones que impulsaron la reducción de la inversión. Los instrumentos públicos de apoyo pasaron a ser préstamos en vez de ayudas. Los préstamos no son el instrumento idóneo para apoyar al sector. Si a esto le añadimos una menor disponibilidad de fondos y de financiación pública, el acceso a la financiación es todavía más complicado. Con un poco más de ayuda estos últimos años, el sector habría gozado de más capacidad para crecer.
P.: ¿Diría que el biotech ha sido uno de los sectores más abandonados durante la crisis?
R.: El gasto en I+D durante la crisis ha sido uno de los grandes sacrificados en las políticas públicas, y en sectores disruptivas, esto tiene un gran impacto. La biotecnología necesita volúmenes de inversión significativos y estables, algo que no sucedió. Durante la crisis hemos sido uno de los sectores más maltratados.
P.: Distintos agentes señalan que nos encontramos a las puertas de otra recesión económica. ¿Están preocupados por una posible reducción de la inversión?
R.: Es evidente, pero también creemos que se nos presenta una oportunidad de oro. Después de muchos años ausentes del debate público, la necesidad de impulsar la inversión en I+D para reactivar la economía empieza a cobrar fuerza. Hasta ahora, España ha sido una excepción a nivel europeo, pero confiamos que las políticas para fomentar el I+D estén aisladas del ciclo económico. En este nos jugamos las habichuelas del futuro: seremos una economía disruptiva, con buenas remuneraciones y exportadora de tecnología.
P.: ¿Qué reto debería asumir el nuevo Gobierno español?
R.: Las disfuncionalidad del sistema están muy bien diagnosticadas. Ahora es necesario que seamos capaces de construir un marco estable de apoyo al I+D, incrementando su compromiso presupuestario año tras año. Sin duda, el efecto transformador sería enorme.