Más tratamientos, cronificación y resistencia: los retos para afrontar los costes oncológicos

El mercado de medicamentos y tratamientos oncológicos en España tiene características particulares que reflejan tanto el contexto europeo como las especificidades del sistema de salud español. Aunque avanzado y enfocado en nuevos tratamientos, la sanidad enfrenta retos tanto a escala nacional como mundial. Algunos de ellos son el elevado número de nuevos tratamientos, la resistencia a ciertas curaciones y la cronificación de la enfermedad, que genera un gasto más elevado en el tiempo para los sistemas de salud.

Según datos del Instituto Iqvia de Ciencias de Datos Humanos, el gasto mundial en medicamentos oncológicos en 2023 se situó en 223.000 millones de dólares. Producto del aumento de la cantidad de medicamentos innovadores contra el cáncer, de cara a 2028 se prevé que la cifra se sitúe en 409.000 millones de dólares.

Los nuevos tratamientos para hacer frente al cáncer provocan una mayor supervivencia, pero también la cronificación de la enfermedad. “Ha mejorado muchísimo la supervivencia, no solo por curación, sino por cronificar la enfermedad, evidentemente esto tiene un coste económico elevado y complejo”, asegura Manel Peiró Posadas, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y doctor en Administración y Dirección de Empresas por Esade.

Dentro de los principales tumores, los de mama, pulmón y mieloma son los que están copando los mayores avances en términos de tratamiento. Pero también serán los que más dominarán el gasto en medicamentos oncológicos a futuro.

El gasto mundial en medicamentos oncológicos podría alcanzar los 409.000 millones de dólares en 2028 

En concreto, en España, el sistema sanitario público financia nueve de cada diez medicamentos contra el cáncer. Según los últimos datos disponibles en el Ministerio de Sanidad, en 2021 se evaluaron un total de 48 nuevos principios activos oncológicos y variaciones (mayoritariamente nuevas indicaciones), lo que representa un incremento, respecto a 2020, de un 129%. Se han evaluado un 140% más de nuevos principios activos y un 150% más de nuevas indicaciones.

Otro de los desafíos que enfrenta el sector es el aumento de enfermedades crónicas y la longevidad de la población. “El envejecimiento de Europa y el predominio de mayores enfermedades crónicas generan la necesidad de más investigación, más ensayos y más pruebas”, remarca Peiró. Por lo tanto, el coste no es sólo del medicamento o el tratamiento, sino todo el proceso de investigación y desarrollo previo hasta llegar a él.

En economías como la de Países Bajos, se están desarrollando sistemas de financiación para poder mitigar el impacto económico tanto en los sistemas sanitarios como en los pacientes. Por ejemplo, se estableció un modelo de reembolso personalizado donde los fabricantes pagarán en determinadas circunstancias los primeros cuatro meses de uso del medicamento y si resulta eficaz, la aseguradora se hará cargo del resto del tratamiento. Países como Noruega, Finlandia o Dinamarca también están haciendo ensayos similares de este tipo de financiación.

En algunos países de Europa, se están promoviendo medidas donde los fabricantes pagarían los primeros cuatro meses de tratamiento 

Por otro lado, la aprobación de nuevos medicamentos o tratamientos en cada país puede encarecer también los costes de curación contra el cáncer. De hecho, España tiene un problema en el acceso de los pacientes con cáncer a los nuevos medicamentos, en materia de disponibilidad de los tratamientos aprobados en Europa y de equidad entre comunidades autónomas y, en ocasiones, dentro de una misma provincia, según fuentes consultadas por Farmaindustria.

En el mercado español, los ensayos clínicos en oncología coparon un 34,6% del total de ensayos entre el periodo 2020-2023. De ese total, el 87,3% es promovido por la industria farmacéutica. Según datos de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés), de los 39 nuevos principios activos aprobados en 2023, un tercio (trece) son oncológicos. La EMA destaca nueve de ellos como “contribuciones significativas” a la salud, la gran mayoría de ellos destinados a cánceres raros y pediátricos.