Pfizer y BioNTech amplían mercado y apuestan por una vacuna contra el herpes zóster

Pfizer y BioNTech abren su mercado de vacunas más allá del coronavirus. Ambas empresas desarrollarán una vacuna basada en ARN mensajero (ARNm) para prevenir la infección viral del herpes zóster.

Este anuncio implica que ambas compañías colaborarán, por tercera vez, tras su éxito con la vacuna contra el Covid-19, basada en la misma tecnología. Pfizer se asoció con BioNTech en 2018 para una vacuna contra la gripe estacional y volvió a hacerlo en 2020 para desarrollar un antídoto frente al Covid-19.

Las dos empresas prevén comenzar los ensayos clínicos de la vacuna contra el herpes zóster durante el segundo semestre de 2022. Este fármaco combinará la tecnología de antígenos de Pfizer y la tecnología de la plataforma ARNm de BioNTech.

Esta clase de vacunas hacen que el cuerpo humano produzca una proteína que es parte del patógeno y que acaba desencadenando una respuesta inmunitaria. En caso de éxito en los ensayos, la vacuna contra el herpes zóster competirá con la vacuna de dos dosis Shingrix de GlaxoSmithKline (GSK).

Pfizer y BioNTech competirán con GSK, que sacó al mercado una vacuna en 2017

Este fármaco fue aprobado por la Agencia del Medicamento estadounidense (FDA, por sus siglas en inglés) en 2017 y generó alrededor de 2.000 millones de libras en ingresos en 2020. Por su parte, BioNTech también está desarrollando de forma paralela una vacuna dirigida contra la malaria basada en la tecnología ARNm.

Se estima que cada año hay un millón de casos de herpes zóster en Estados Unidos, según datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de este país. La portavoz de BioNTech, Jasmina Alatovic, ha explicado que “todavía hay una gran necesidad médica no satisfecha en este campo”, en declaraciones recogidas por Reuters.

 El herpes zóster, conocido en español como “la culebrilla”, generalmente se desarrolla en adultos que tuvieron varicela, o el virus varicela-zóster, cuando eran jóvenes. Su sello distintivo es una erupción dolorosa que desaparece en un mes en la mayoría de los casos, pero que en ciertos casos puede provocar dolor persistente en los nervios lumbares.