Las nuevas vacunas tras el Covid: así afrontan las ‘farma’ el fin del ‘boom’ de sus antígenos
Con la caída de la demanda de vacunas contra el Covid y el desplome de las ventas, la industria farmacéutica está invirtiendo en hallar tratamientos para otros problemas respiratorios, como los metapneumovirus y los rhinovirus.


16 ene 2024 - 05:00
Las vacunas contra el coronavirus cada vez despiertan menos interés entre las grandes farmacéuticas. En España, el 86% de la población ha recibido ya la pauta completa de vacunación contra el Covid-19, según datos del Ministerio de Sanidad. En Estados Unidos, el porcentaje es un poco menor, pero roza ya el 70%. En China, en febrero de 2023, el índice superaba el 89,5%. Con estas cifras de vacunación tan elevadas en los países desarrollados, la demanda de estos fármacos ha descendido a nivel mundial. Con ello, la facturación de marcas como Pfizer, Moderna y BioNTech con sus vacunas ha descendido en picado.
Uno de los casos más acosados es la caída de ventas de Pfizer: si en la primera mitad de 2022 ingresó 22.000 millones de dólares vendiendo su antígeno, entre enero y junio de 2023 la vacuna solo le aportó poco más de 4.500 millones. En Moderna, la tendencia fue muy similar: de 10.500 millones de dólares en el primer semestre de 2022 a 2.100 millones en el primero de 2023. En BioNTech, el panorama tampoco mejoró: de casi 3.700 millones de euros en el primer trimestre de 2022 a solo 500 millones en el mismo periodo de 2023.
Este escenario poco alentador ha conducido las grandes farmacéuticas a mirar, de nuevo, más allá del covid. “La pandemia ha cambiado las tendencias y percepciones que tenían estas empresas en cuanto a la importancia de las infecciones por virus respiratorio”, asegura a PlantaDoce Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología. A raíz de la pandemia, las farmacéuticas se han dado cuenta de que, aparte del covid y la gripe, hay muchos más patógenos que cada otoño e iniverno ponen en jaque los sistemas sanitarios. “Por ejemplo, están los metapneumovirus y los rhinovirus, que cada año contribuyen a saturar los hospitales y los centros de atención primaria y que antes de la pandemia habíamos dado por sentado que tenía que ser así”, señala el presidente de esta asociación científica.
Las farmacéuticas salen de compras para avanzar en el tratamiento de otras dolencias respiratorias
Ahora, esto está cambiando. A mediados de diciembre, la farmacéutica AstraZeneca anunció una inversión millonaria para irrumpir de nuevo en el mercado de las vacunas. Tras la experiencia acumulada con su vacuna contra el covid, la compañía ha comprado el desarrollador de sueros respiratorios Icosavax por 1.020 millones de euros. Entre sus prometedoras líneas de investigación está la creación de una vacuna doble: contra el Virus Respiratorio Sincital (VRS) y el Metapneumovirus Humano (hMPV). El primero es una de las principales causas de infección del tracto respiratorio inferior en adultos; el segundo es similar, pero afecta más a colectivos con sistemas inmunitarios debilitados, como niños y personas mayores. De concluirse satisfactoriamente, que ahora se encuentra en fase dos, sería la primera vez que se halla un tratamiento para este último virus.
A finales de 2022, BioNTech también movió ficha. En su caso, compró a Novartis una de sus instalaciones en la región de Asia-Pacífico. El movimiento sirvió para ganar presencia en la zona, pero también para reforzar la producción de vacunas y terapias basadas en ARN mensajero que comercializa BioNTech. “La adquisición nos da la oportunidad de acelerar el establecimiento de una instalación innovadora de fabricación de ARNm y, en consecuencia, crear capacidad más rápidamente para posibles estudios clínicos y el suministro comercial de nuestras vacunas y terapéuticas de ARNm”, detalló a la prensa Sierk Poetting, director de Operaciones de la compañía.
Por su lado, Pfizer también ha buscado nuevas formas de suplir la pérdida de interés por su vacuna anticovid. A principios de 2023, por ejemplo, el coloso farmacéutico norteamericano compró la oncológica Seagen por 40.400 millones de euros. Su objetivo era compensar el descenso de ventas de la vacuna contra el covid y encontrar una nueva vía de ingresos para suplir la expiración de algunas de sus patentes. De hecho, la investigación contra distintos cánceres está siendo una de las opciones más habituales entre las grandes farmacéuticas. En esos mismos días, Moderna compró OriCiro Genomics, por 86 millones de dólares. Se trata de una compañía japonesa centrada en el desarrollo y la venta de síntesis libre de células y amplificación de ADN plasmidio para aplicaciones en terapias basadas en genes-células y biología sintética.
“La situación del coronavirus nos ha demostrado que, si se quiere evitar otra pandemia así, es necesario que la industria farmacéutica invierta más en la investigación de virus respiratorios: cuanta más capacidad de producción y de estudio tengamos, más preparados estaremos”, concluye el presidente de la Asociación Española de Vacunología.