Entorno

Especial 2022, el año de la vuelta al status quo

2022, el año en que España esquivó la crisis y postergó la recuperación

La economía española, la única de la zona euro que aún no ha recobrado el PIB previo a la pandemia, ha vuelto a encontrarse este año con un nuevo desbarajuste, agitada por la inflación y la guerra en Ucrania.

A. Martínez

21 dic 2022 - 04:58

2022, el año en que España esquivó la crisis y postergó la recuperación

 

Inflación, escasez, paro y crisis energética. No es una película apocalíptica, sino el huracán que ha despertado en Europa la guerra en Ucrania. La economía española, que a comienzos de 2022 era la única entre todos los países del euro que no había vuelto al nivel de actividad previo a la pandemia, recibió este 2022 un nuevo varapalo tras la invasión de Rusia a Ucrania, que trastocó los mercados, alimentó la escasez de materias primas y desbocó los precios de alimentos y energía.

 

Tras un 2021 donde las restricciones de la pandemia aún persistían, 2022 se inició con la promesa de que el turismo y la hostelería, dos sectores de los que la economía española depende intensamente, harían recobrar el brillo perdido al país. Tratando de pasar página del Covid-19, España se encontró un nuevo desbarajuste, que ha vuelto a postergar la tan ansiada y anhelada recuperación económica.

 

Con el inicio del conflicto armado en el este del continente, España tuvo que reajustar de nuevo sus previsiones para 2022, enfrentándose al delicado escenario que supone la búsqueda de equilibrio entre subida de precios y crecimiento de la economía, fenómeno donde existe estancamiento económico y, a la vez, inflación elevada.

 

Con el paso de los meses, los precios siguieron escalando, los españoles perdieron poder adquisitivo, la confianza de los consumidores se desplomó y el crecimiento económico se estancó. Ante esta difícil coyuntura, en el primer trimestre de 2022 el Producto Interior Bruto (PIB) del país subió un 0,3% respecto al trimestre anterior.

 

 

 

 

En el segundo trimestre, el PIB creció un 1,5%, para volver a moderarse hasta un 0,2% en el tercer trimestre por el descenso de la inversión y el consumo de los hogares. Para el conjunto de 2022, la economía española crecerá en torno al 4%, la mayor cifra de entre todas las economías avanzadas del euro, según la Ocde.

 

La complicada situación económica avivó a lo largo de 2022 los temores de recesión técnica en España, que otras economías como la estadounidense soportaron a lo largo del año. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha situado a España entre los países que eludirán la recesión el próximo 2023, cuando la entidad augura un crecimiento del PIB hispano del 1,2%, advirtiendo que, pese a todo, la economía española se verá lastrada por la pérdida de confianza de los consumidores y el debilitamiento de la demanda, igual que en el resto de los países europeos. Al mismo tiempo, el organismo aseguró que España recuperará el nivel de actividad previo a la pandemia en 2024, ya que en 2020 sufrió la caída más intensa del PIB de las economías avanzadas.

 

Los equilibrios con la cesta de la compra y la gasolina fueron uno de los principales problemas de los españoles a lo largo de este 2022, ya que España ha sido el tercer país de toda la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) que ha registrado un mayor descenso en los ingresos disponibles por cápita debido al aumento en los precios del consumidor, que han socavado los ingresos de los hogares en términos reales.

 

Uno de los indicadores que han salvaguardado a las principales economías mundiales de la recesión han sido las bajas cifras de desempleo, que en octubre registraron su mínimo histórico en el conjunto de países de la Ocde. Pese a ello, España anotó una vez más el dato más elevado de paro entre los países de la organización, un 12,7%, el doble de la media de la Unión Europea (UE).

 

La reforma laboral ejecutada este 2022 por el Gobierno se llevó a cabo con el objetivo de evitar la temporalidad de los contratos y, hasta el momento, ha disparado el número de empleados con contratos indefinidos, que se triplicaron en el periodo. Aun así, los datos del Ministerio de Trabajo indicaban en noviembre que en los tres primeros trimestres se firmaron 2,1 millones de contratos fijos discontinuos, un tipo de falso contrato indefinido que asegura determinados periodos de trabajo activo durante el año. Con todo, el desempleo en octubre se situó en 2,9 millones de parados, la cifra más baja en este mes desde 2008.

 

Otro de los factores que ha estimulado a la economía española ha sido el regreso del turismo. Tras un 2021 en el que el sector turístico no despegó como esperaba, en 2022 el país volvió a entonar el caricaturizado, desgastado y siempre mentado Spain is different. Este verano, el país recuperó el 88% de los viajeros que recibía antes de la pandemia y un 66% más que en 2021. El gasto total se quedó aún un 7,7% por debajo del de 2019, mientras que se multiplicó por tres respecto al mismo periodo del año anterior, aunque el incremento del gasto se debió, en gran medida, a los altos niveles de inflación. En septiembre, al fin del verano, el IPC se situaba en el 8,9%, frente al 4% anotado en el noveno mes de 2021.

 

 

España se pone firme

En junio, la Comisión Europea dio luz verde a la denominada excepción ibérica, la iniciativa presentada por España y Portugal para limitar el precio del gas en el mercado mayorista y hacer frente a las consecuencias económicas del aumento de precio de la energía. El histórico encarecimiento del precio de la luz y el gas fue la contingencia para que el Gobierno español se hiciera escuchar en Bruselas. España planteó, junto a su país vecino, un mecanismo de intervención del mercado eléctrico hasta mayo de 2023. “La medida es excepcional, temporal, no supone subvencionar el gas ni supone distorsionar los incentivos marcados desde Europa respecto a energías renovables ni de los flujos de electricidad entre países”.

 

Tras la aplicación de la norma, el precio del gas ya no está regulado por el mercado, sino que se limita a cuarenta euros por megavatio hora (MWh), como tope marcado por el ejecutivo central. Según los cálculos del Gobierno, esta medida supondrá un ahorro de hasta el 30% en los bolsillos de los españoles. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha asegurado que están estudiando ampliar la excepción ibérica a todo el territorio europeo, que beneficiaría, sobre todo, a los países centroeuropeos y del este del continente, mucho más dependientes del gas ruso y quienes están pagando los mayores costes energéticos actualmente.

 

En comparación con los vecinos europeos, donde el MWh alcanzó en octubre los 500 euros en Alemania, los 600 euros en Francia o incluso los 900 euros en Reino Unido, las condiciones meteorológicas españolas, la excepción ibérica y la menor dependencia del gas ruso han llevado al país a registrar el menor precio de luz y gas de toda Europa, junto a Portugal, incluso por debajo de 75 euros por MWh en octubre.

 

Asimismo, este también ha sido el año en el que España ha apostado con más firmeza por la construcción de un gasoducto entre la Península Ibérica y Europa Central a través de Francia, con el fin de aliviar la dependencia energética de Rusia. El gasoducto conocido como Midcat, quedó paralizado en 2019 después de que París y Madrid lo considerasen económicamente inviable. Con Europa en plena crisis energética, el canciller alemán, Olaf Scholz, volvió a dar luz verde al proyecto, con el objetivo de aumentar el suministro de gas a la zona central de Europa. Sin embargo, el Gobierno de Francia ha vuelto a dar carpetazo a su construcción, asegurando esta vez que tardaría demasiado en construirse y no respondería a las demandas del actual problema, a la vez que duda de si el gasoducto serviría para transportar hidrógeno verde.

 

Para sortear la negativa, España, Portugal y Francia alcanzaron el compromiso de construcción del BarMar, un conducto submarino de 300 kilómetros entre Barcelona y Marsella como ‘plan B’ al Midcat, un concepto que definen como “corredor mediterráneo de hidrógeno” en favor de “la energía verde”.

 

 

La recuperación atascada

Otro de los grandes hitos del año para la recuperación económica de España iban a ser los fondos europeos de recuperación. El gran instrumento europeo para hacer frente a la crisis sin precedentes que provocó el virus del Covid-19 ha continuado su andadura. Los fondos Next Generation, dotados con dos billones de euros, pretenden reconstruir una Europa más ecológica, digital y resiliente. Tras recibir un primer pago en diciembre de 2021, España recibió seis meses después el segundo pago y el 14 de noviembre de 2022 demandó el tercer pago a la Comisión, el primer país en solicitarlo. La inversión en I+D+i y digitalización iba a representar un 19,6% del total de la inversión proveniente de los fondos, industria y energía iban a copar el 17,5% e infraestructuras y transporte el 14,2%. Actualmente, el gran rompecabezas del país es la ejecución de dichos fondos, atascados en un océano de burocracia y papeleo. Según el Ejecutivo español, el montante ejecutado hasta diciembre de 2022 ha sido de 8.000 millones de euros, un 11,5% de los casi 70.000 millones asignados a España por Bruselas.

 

Los ojos de Bruselas están puestos en España, que es el segundo estado que más dinero recibe, sólo por detrás de Italia, y fue el primero en presentarse al plan y recibir el primer cheque de ayudas. Desde Moncloa apuestan por echar el turbo, pero en las autonomías, encargadas de adjudicar parte de los fondos, la actividad va a rebufo. Para el país, las ayudas pueden suponer una modernización de su economía si se utilizan en proyectos de digitalización, transición energética e inclusión. Por el momento, Bruselas ya ha dado el visto bueno al plan estratégico (Perte) del automóvil, que incluye inversiones por 3.000 millones de euros, entre otros.

 

La Ocde advierte que, para apoyar la inversión, impulsar la productividad a largo plazo y lograr la transición ecológica, será clave el aprovechamiento de los fondos, mientras que el Banco de España (BdE) alerta de que el retraso que se estaría produciendo en la ejecución de los proyectos de inversión asociados a los fondos europeos estarían moderando el dinamismo de la inversión empresarial.

 

 

La Otan se hospeda en Madrid

Por último, otro de los grandes hits de España frente al mundo este año fue la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) celebrada en Madrid del 28 al 30 de junio de 2022 en el recinto ferial Ifema. El tema principal del debate fue la invasión rusa a Ucrania y la posible adhesión de Suecia y Finlandia a la alianza de defensa. Los países miembro reforzaron su estrategia contra Rusia y señalaron a China como “desafío sistémico”, a la vez que mostraron su preocupación por la creciente asociación entre Pekín y Moscú, con “intentos de socavar el orden internacional”. Entre las conclusiones, la Otan marcó como amenazas el rearme nuclear, la lucha contra el terrorismo y el cambio climático, ya que “es un multiplicador de crisis y puede exacerbar los conflictos, la fragilidad y la competencia geopolítica”.

 

En su discurso de bienvenida, Pedro Sánchez destacó el crucial papel de la Alianza Atlántica y prometió acompañar a Ucrania en la lucha por la libertad, a la vez que subrayó su voluntad de seguir cooperando militarmente en el futuro e incrementar el número de efectivos en el frente de batalla. Por último, el líder español recordó que la amenaza rusa ha demostrado la necesidad de existencia de la Otan.

 

 

El futuro político, en el aire

Tras un 2022 políticamente convulso, 2023 será el año en el que España regresará a las urnas. En primer lugar, el 28 de mayo se celebrarán en todos los ayuntamientos del país las elecciones municipales, que elegirán a los concejales y alcaldes de cada municipio, así como las elecciones autonómicas, que se votarán el mismo día. Serán elegidos parlamentarios autonómicos en todas las comunidades, exceptuando Andalucía, Cataluña, Galicia, País Vasco y Castilla y León. Además, en esa misma fecha, el Gobierno convocará elecciones en las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

 

Sin embargo, el plato fuerte llegará a final de año, con la celebración de las próximas elecciones generales. Pese a que aun no se ha programado su fecha, tendrán lugar como muy tarde el 10 de diciembre de 2023, siempre y cuando el Gobierno de coalición entre el Partido Socialista Obrero Español (Psoe) y Unidas Podemos consiga agotar la actual legislatura. Según el barómetro de noviembre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el Psoe se sitúa en cabeza en intención de voto, seguido por el Partido Popular (PP) a cinco puntos porcentuales, mientras que Unidas Podemos lograría un 12,2% de los votos, Vox se quedaría en el 10,1% y Ciudadanos seguiría en la marginalidad política con un 2,5% de los votos. Sin embargo, está por ver el efecto del proyecto de Yolanda Díaz, Sumar, que busca aglutinar al electorado político a la izquierda del Psoe.

 

En junio de 2022 se pudo vivir un pequeño adelanto con la celebración de las elecciones autonómicas de Andalucía, tras la disolución del Parlamento andaluz en abril de 2022, que se saldó con una histórica victoria del Partido Popular. “Hemos hecho historia en Andalucía”, exclamaba Juan Manuel Moreno tras arrasar en la votación y lograr la primera mayoría absoluta del partido en la región, con un 43% de los votos totales. El Psoe obtuvo el peor resultado de su historia en la comunidad, un feudo históricamente socialista, a la vez que Por Andalucía y Adelante Andalucía, las otras dos formaciones de izquierdas, sufrían sendos descalabros y Ciudadanos era borrado del mapa político y condenado a la irrelevancia. La victoria de Moreno en territorio andaluz también supuso la constatación de que el Partido Popular podía gobernar sin el apoyo de Vox, que con catorce escaños y el 13,4% de los votos se quedaba sin capacidad para influenciar en las decisiones gubernamentales de la comunidad del sur de España.

 

 

La semana negra del PP

Pero no todo fue sobre ruedas en el Partido Popular (PP) este 2022, que en febrero vivió una semana negra que modificaría de la raíz al tallo su estructura. La crisis interna de la derecha española comenzó con un supuesto espionaje al hermano de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, por posibles irregularidades en la adjudicación de un contrato para mascarillas en plena pandemia del Covid-19. “Nunca podría imaginar que la dirección nacional de mi partido iba a actuar de un modo tan cruel e injusto contra mí”, afirmaba, con un cuchillo en la boca, la presidenta de la Comunidad de Madrid, que señaló directamente al ya ex presidente del partido, Pablo Casado, por “crear corrupciones sin prueba para destruirla”. La ebullición se trasladó a los barones del partido, y de los barones pasó a la calle, donde miles de simpatizantes exigieron la dimisión de Casado por intentar desestabilizar al PP desde dentro. El primero en caer fue el secretario general Teodoro García Egea y días más tarde se rindió Casado, que se despidió del trono del partido para dar paso al hasta ese momento presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.