Jesús Cubero (Aeste): “El Gobierno no sabe ni el qué ni el cómo ni el cuándo con las residencias”
El secretario general de la Asociación Estatal de Servicios Residenciales de la Tercera Edad (Aeste) sostiene que “hemos hablado con distintas comunidades autónomas y ninguna de ellas ha sabido decirnos qué es lo que quiere el Gobierno”.
24 mar 2020 - 04:57
Jesús Cubero es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid. El secretario general de Aeste es muy crítico con la gestión del Gobierno ante la crisis del coronavirus Covid-19 y recuerda que las competencias de los servicios sociales “están transferidas a las comunidades autónomas desde hace mucho tiempo”.
Pregunta: ¿Cómo valora la medida del Gobierno de “nacionalizar” las residencias privadas de mayores?
Respuesta: El Gobierno demuestra un gran desconocimiento. Las competencias de los servicios sociales están transferidas a las comunidades autónomas desde hace mucho tiempo; de hecho, desde el inicio de la crisis coordinamos con las diferentes regiones el funcionamiento de los centros.
P.: ¿Cómo está siendo ese diálogo con las comunidades autónomas?
R.: Hemos hablado con distintas comunidades autónomas y ninguna de ellas ha sabido decirnos qué es lo que quiere el Gobierno. Es algo sencillo, el Ejecutivo se ha dado cuenta de que están falleciendo mayores en las residencias y quiere salir a la luz pública para que parezca que están haciendo algo. No sabe ni el qué ni el cómo ni el cuándo. Una bomba de humo, la verdad.
P.: Las decisiones y los tiempos son clave.
R.: Es que no hay decisión. Es más una estrategia de comunicación y que la opinión publica piense que están haciendo algo.
“El Gobierno tiene que suministrar y poner a disposición de todas las residencias los equipos de protección individual”, exige Cubero
P.: ¿Qué le falta a la medida anunciada el pasado domingo por Pedro Sánchez? ¿Qué es necesario concretar?
R.: Si lo que queremos es proporcionar una atención de calidad a los mayores, el Gobierno tiene que suministrar y poner a disposición de todas las residencias los equipos de protección individual (epis) necesarios que lo llevan anunciando días y no acaban de llegar. Además, es indispensable crear una bolsa de trabajadores sanitarios que pudiéramos contratar en el caso de que otros se contagiaran y realizar el mayor número de pruebas.
P.: ¿Cuántos recursos y no sólo económicos serían necesarios para paliar esta crisis?
R.: Es complicado hacer un cálculo aproximado. Se irán incorporando profesionales para cubrir bajas que podamos tener.
P.: El Gobierno ha anunciado que los tests llegarán primero a sanitarios y a residencias de mayores. ¿Se ha notado ya la llegada de este requipamiento en los centros?
R.: No hemos tenido todavía ninguna información ni confirmación al respecto. Más allá de algún aprovisionamiento previo de equipos en algunos centros, que se agotan, no tenemos nada más.
P.: ¿Un mayor uso de los servicios de telemedicina hubiera supuesto que la situación fuera menos grave de lo que es?
R.: En el caso de las personas mayores donde tienen patologías asociadas al final se viene manejando con cierto éxito en nuestros centros, pero cuando necesitas una derivación no te vale la telemedicina y es preciso la atención en un hospital, en una UCI.
“No hemos tenido todavía ninguna información ni confirmación al respecto de los tests”
P.: ¿Se pueden realizar ayudas a personas dependientes en estas circunstancias?
R.: Se está atendiendo a los mayores, pero obviamente en función de la prioridad y la urgencia. Ciertos servicios como fisioterapia, peluquería o pedicura pasaron ya a un segundo plano.
P.: ¿Se podrá recuperar el sistema de atención a la dependencia de este golpe?
R.: Sí. Más que recuperarse, necesita que la sociedad se dé cuenta de la labor que realizamos. Le quitamos un peso muy importante al sistema sanitario y a partir de ahora el Estado debe mirar con otros ojos el sector de la dependencia. No podemos seguir pagando las comunidades autónomas cincuenta euros de una cama de una persona mayor, cuando a un hospital le cuesta 900 euros.
P.: ¿Cómo se gestionará el impacto emocional de todo esto, en las residencias y en las personas mayores, el día D cuando salgamos de esta crisis?
R.: Vamos a intentar dar lo máximo de nuestra capacidad mientras dure esta situación. A partir de ahí, los trabajadores necesitarán bastante apoyo emocional y profesional para asumir por lo que hemos pasado y para volver a afrontar con la mejor sonrisa el trabajo que nos queda por hacer día tras día.